Brasil terminó subcampeón en la justa, por segunda vez desde 1950, después de una campaña muy respetable en la que derrotó a Países Bajos por penales en la semifinal tras un empate 1:1 con goles de Ronaldo y Patrick Kluivert. Se trataba de una zona marginal, habitada por unos 60 000 campesinos, llamados guajiros en Cuba, dedicados a la agricultura de supervivencia en tierras de posesión precarias, y también por bandoleros, contrabandistas, fugitivos y terratenientes que imponían su poder a punta de pistola.